En la Amazonía ecuatoriana existe una de las cuencas subandinas más complejas y más atractivas, tanto desde el punto de vista científico como del económico. Se sitúa entre la cordillera de los Andes y los escudos guayanés y brasileño. Tiene dirección norte-sur y, topográfica y geológicamente, se extiende hasta las fronteras con Colombia y Perú. En la región nororiental, las arenas saturadas de petróleo pesado y asfalto afloran a lo largo de las riveras de los ríos Hollín, Jodachi y Napo (Paladines, 2005, 169).
Los yacimientos petrolíferos de la Amazonía ecuatoriana son de edad cretácica; la roca almacén está constituida por las areniscas de la formación Hollín y por niveles superiores de areniscas localizadas de preferencia en la parte inferior de las formaciones Napo y Tena; la roca madre posiblemente es de formación Napo. Las trampas petrolíferas están constituidas por estructuras de pliegues sencillos anticlinales y por fallas; las trampas estratigráficas tienen un gran potencial de desarrollo (Paladines, 2005; 171).
En 1921, se realizó en la región Amazónica la primera concesión, por más de 50 años, a la Leonard Exploration Company, en un área de 25 000 km, para estudiarla y explotarla. La concesión fue cancelada a los 16 años, debido a que se negó a pagar al Estado una deuda de 126 000 sucres. A esta empresa se sumaron otras tantas: Royal Dutch Shell, Standar Oil o Minas y Petróleos del Ecuador, que con sus estudios, iniciaron el descubrimiento de la cuenca amazónica y sus grandes potenciales de reservas de hidrocarburos.
- Macuma 1,
- Cangaime 1,
- Oglan 1,
- Tiputini (Petroecuador, 2006).
En este contrato, en particular, se reservaba una actividad a Ecuador que era el cobro de regalías de los derivados que se obtenían con el petróleo. Howard Steven Strouth vendió las acciones de Minas y Petróleos a ocho compañías internacionales y, él mismo, conformó una serie de empresas fantasmas a las que sucesivamente traspasó acciones. Finalmente, negoció el 75 % de acciones con las compañías Norsul y Fénix de Canadá. Por toda esta serie de irregularidades, años más tarde, se decretó el impuesto del 86 % al traspaso ilegal de concesiones realizadas en el pasado y se dispuso que el consorcio Texaco-Gulf se convirtiera en agente de retención de ese impuesto. Su producto se destinó a la capitalización del Banco Nacional de Fomento. El contrato con Minas y Petróleos caducó porque esta empresa se negó a cumplir con la Ley de Hidrocarburos y a firmar un nuevo documento. El Estado ecuatoriano licitó estas áreas, pero solo dos empresas presentaron ofertas: YPF, de Argentina, y Kopex, de Polonia. La razón fue porque la compañía Minas y Petróleos boicoteó a las empresas interesadas en participar, amenazándolas con demandarlas, si firmaban contratos con el país.
- la Ley de Hidrocarburos
- la Ley Constitutiva de la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana, CEPE, que entraron en vigencia en 1972.
En la década de 1940, la compañía Shell exploró en la cuenca amazónica ecuatoriana y perforó varios pozos exploratorios:
En 1948, la empresa Shell devolvió al Estado parte de la concesión, argumentando que no existe petróleo en la zona. Esta aseveración determinó que, en 1952, el entonces presidente, Galo Plaza, luego de una visita a la Región Amazónica, expresara la famosa frase: “El Oriente es un mito, el destino ha querido que no seamos un país petrolero, sino agrícola”. En 1948, se decretó una nueva concesión de cuatro millones de hectáreas, a 10 centavos de sucre por hectárea, a favor del Consorcio Estándar Royal (Esso Shell).
En la década de 1960, Ecuador fue víctima de una triste historia, cuando se otorgó una concesión de 4 350 000 hectáreas a favor de la compañía Minas y Petróleos del Ecuador, cuyo presidente, el ciudadano austriaco Howard Steven Strouth, mandó a acuñar una medalla de plata en la que constaba su efigie y la leyenda en el reverso que decía: “Descubridor de petróleo en el Oriente” y, en el anverso, un mapa de la concesión. Posteriormente, se traspasó en una suma millonaria la concesión Coca al Consorcio Texaco-Gulf, sin conocimiento ni autorización del gobierno nacional, por la que había pagado al Estado ecuatoriano 0,022 sucres por hectárea.
La nueva era petrolera empezó el 29 de marzo de 1967, cuando brotaron 2 610 barriles diarios de petróleo en el pozo Lago Agrio 1, a una profundidad de 10 171 pies, en la concesión Texaco-Gulf.
En 1968, aumentó el proceso para la explotación de áreas hidrocarburíferas. Solamente en los meses de julio y agosto se otorgaron concesiones a siete empresas por cerca de 4 000 000 de hectáreas.
En 1970, la compañía William Brothers inició la construcción del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano para transportar el crudo desde la Amazonia hasta Balao.
En 1971, el presidente Velasco Ibarra promulgó dos leyes importantes: la Ley de Hidrocarburos y la Ley Constitutiva de la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana, CEPE, que entraron en vigencia en 1972. En 1972, se revisó el contrato original de Texaco-Gulf y se obligó a la empresa a devolver al Estado ecuatoriano 930 000 hectáreas.
En 1972, en vísperas de iniciar las exportaciones de crudo Oriente, más de 4 000 000 de hectáreas de la Región Amazónica y el Litoral estaban en poder de diversas compañías extranjeras. Desde mediados de 1972, el sector petrolero asumió importancia en la estructura económica del país, porque Texaco-Gulf comenzó a extraer volúmenes de crudo jamás conocidos en la historia ecuatoriana y ello produjo cambios económicos sustanciales en el comportamiento financiero nacional. Estos hechos enunciados rápidamente muestran la historia de las inversiones petroleras privadas en Ecuador. Desde entonces, el país concentró su esfuerzo en explorar en la Amazonía mediante la concesión de más de 3 000 000 de hectáreas, obtenida a través de una división de la empresa Anglo Oriente.
En definitiva, a partir de 1972, el sector externo se convirtió en el componente central de la dinámica económica de Ecuador. Se produjo un auge de las exportaciones petroleras y otros productos agroindustriales en esa década, al mismo tiempo, una expansión de los principales indicadores económicos y se dio lugar a una situación favorable cuando Ecuador ingresó a la Organizaciones de Países Exportadores de Petroleo, OPEP, que incidió directamente en el precio de las exportaciones y, específicamente, en el indicador de los términos de intercambio (Bocco, 1983, 490). La renta petrolera proveniente de la comercialización externa provocó un fortalecimiento del sector externo y de la capacidad financiera del Estado ecuatoriano.
La bonanza petrolera de los años setenta se debió al descubrimiento y la explotación de ricos yacimientos petrolíferos en la Región Amazónica ecuatoriana. El país se convirtió en exportador neto de hidrocarburos y se benefició por el incremento del precio del crudo en el mercado internacional. El boom generó ingresos que se tradujeron en un aumento promedio del 9 % del Producto Interno Bruto (PIB) al año, pero debido a una caída internacional repentina de dicho precio, ese índice decreció en los años ochenta hasta alcanzar el -6,7 % en 1987 (Fontaine, 2002:103). En el año 2011, los ingresos petroleros representaron el 37,8 % del total del sector público no financiero (BCE, 2012).
Estos datos muestran que Ecuador, a pesar de no ser uno de los principales productores a nivel mundial, es un país dependiente de petróleo y con la renta petrolera se ha financiado la política social, laboral, agrícola y eléctrica.
Actualmente, el crudo que se exporta desde la Amazonía ecuatoriana tiene 26° API en promedio y se denomina Oriente (inicialmente era un crudo liviano de 29°; sin embargo, se fue agotando). El país también exporta crudo semipesado, de 19°; API, conocido como Napo.
* Los países miembros de la OPEP son: Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudita, Venezuela, Catar, Indonesia, Libia, Emiratos Árabes Unidos (hasta 1974, Abu Dabi), Argelia, Nigeria, Ecuador, Gabón (abandonó la OPEP en 1995). Los cinco primeros países crearon la OPEP en 1960. Ecuador abandonó la OPEP en 1995; sin embargo, volvió a ser miembro en 2007. Los factores que incidieron en la creación de la OPEP son múltiples: el deterioro casi constante de los términos de intercambio del petróleo, las políticas restrictivas impuestas al finalizar la década de 1950 a las importaciones de petróleo por el principal consumidor –Estados Unidos–, el considerable aumento de las ventas de crudo soviético en el mercado internacional y la creciente participación de empresas petroleras independientes en el comercio internacional.
En ese contexto, la OPEP fue creada en la Primera Conferencia de los Países Petroleros, realizada en Bagdad, Irak, el 14 de septiembre de 1960, como culminación de un proceso de reivindicaciones emprendido por los países petroleros de América Latina y el Oriente Medio, con respecto al dominio directo de los recursos naturales, a la regulación de los permisos de explotación a las compañías extranjeras, a la creciente participación de los gobiernos en las ganancias de la explotación del petróleo y a la política de precios de producción de las compañías multilaterales. La creación de la OPEP fue un paso transcendental e histórico que modificó más tarde el equilibrio económico y político del mundo.
La OPEP tiene cuatro organismos: la Conferencia, la Junta de Gobernadores, la Secretaría y la Comisión de Economía. Durante sus primeros años, el precio del barril de petróleo era muy bajo, apenas alcanzaba 1,50 dólares y era fijado por compañías extranjeras que controlaban el mercado. Luego, los países exportadores propusieron de forma soberana influir sobre la fijación de precios.
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